Año I. Edición Nº 5.  -  1º de Abril del 2007    

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El origen de estos artículos provienen de la CORPORACIÓN DE DEFENSA DE LA SOBERANIA (Chile) , gracias John por el envio.  Un tema para la reflexión.

¿Es el pisco un producto popular del Perú?
Cargas tributarias y desarraigo 

Al contrario de lo que Perú ha alegado orientando sus gritos hacia los mercados internacionales, hemos visto en las líneas anteriores que el pisco está lejos de ser una bebida tradicional y masiva dentro de sus fronteras. Su consumo al interior del país es tan limitado que no podría hablarse de un trago popular o representativo de la cultura peruana actual. Incluso, considerando el alza del consumo interno que ha significado la majadera campaña contra el pisco chileno y las connotaciones patrioteras de su defensa, pueblo del Perú prefiere ampliamente el consumo de destilados como el whisky y el ron por sobre el pisco, y otros más suaves entre el público joven y el más refinado, algo que no deja de llamar la atención.

Las medidas tomadas por Perú, hacia 1963, pretendieron potenciar la producción de pisco liberándolo de algunos impuestos adicionados a los alcoholes. Sin embargo, la casi permanente escasez de recursos del fisco peruano no pudo con esta clase de contemplaciones y, en nuestros días, el pisco de ese país tributa fuertes sumas por derechos de producción, raspando en lo francamente abusivo. Se sabe incluso que los impuestos son tan altos, por ejemplo, que de 10 botellas producidas, entre 4 y 5 de ellas van a parar sólo al pago de tributos. La creación de la Comisión Nacional del Pisco y la de los Productos Bandera del Perú no ha logrado potenciar con atractivos y facilidades el desarrollo real de una eventual industria interna, duramente castigada por los requerimientos del fisco y la ausencia de una verdadera y eficiente política de Estado peruana para fomentar y difundir su producto en todo los mercados posibles.

Como vimos, estas alzas de impuestos también trataron de ser impuestas en Chile. La primera de estas intentonas tuvo lugar en 1939, cuando el gobierno del Frente Popular se tentó en gravar la producción de alcoholes, dada la rentabilidad que tenía entonces la industria vitivinicultora. Esta misma intención fue tratada de resucitar en años siguientes, sin éxito, pues los viñateros nacionales de la época tenían gran poder político e influencia, aunque no pudieron evitar los aumentos a los aranceles de importación.

Otro gran intento fue el protagonizado por el Gobierno del Presidente Ricardo Lagos Escobar, como hemos dicho, al tratar de alzar los tributos de producción de las pisqueras nacionales, afortunadamente siendo detenidas en Congreso, durante el año 2003. De este modo, al éxito del pisco chileno debe adicionarse su control y relativa estabilidad tributaria, algo que parece ausente en el caso del Perú.

Hemos visto que el pisco peruano tiene también problemas de posicionamiento dentro de su propio país. Esto puede ser, simultáneamente, causa y consecuencia de las incoherencias tributarias con respecto a las políticas de fomento del pisco peruano. De hecho, el consumo de pisco parece estar asociado allá fundamentalmente al jolgorio y a la diversión local, entre un número reducido de consumidores no necesariamente expertos en materias de alcoholes. Usualmente, se lo bebe puro, de un trago rápido y con "tiritones" que anuncien el paso por la garganta, dejando tiempo sólo para percibir la sensación llamada "terciopelo" ella, que algunos enólogos no identifican más que con impurezas, derivadas del proceso de destilación continuada propio del pisco peruano.

Esta manera de consumo de pisco en Perú semeja mucho la famosa tradición mexicana que identifica el cómo se bebe el tequila puro, rápido, sin gastar demasiado tiempo para saborearlo o disfrutarlo al paladar o el olfato, pero concentrando el disfrute en su textura y potencia, a diferencia de la manera que vendría a ser el caso de los licores esencialmente aromáticos (de ahí el uso de la sal y el limón como complementos tradicionales de su consumo cuando es puro), donde se usa de preferencia la copa o el vaso abierto si requiere hielo, en lugar del vaso corto o cerrado.

La diferencia, sin embargo, es que el tequila mexicano es de masivo reconocimiento y consumo dentro de las fronteras de su país natal, no así el pisco peruano que, a pesar de haber aumentado en un 55% su crecimiento en el año 2004, no superó (junto al vino) el modesto 3% de participación en el mercado peruano de alcoholes, según los datos entregados por el propio Gobierno del Perú. En contraste, la cerveza alcanzó el 42% del mismo mercado (nos atenemos a los mismos datos entregados por el ministro peruano de la Producción, Alfonso Velásquez).

Debemos recordar que el sentido "popular" del consumo de cualquier otro trago, nada tiene que ver con la calidad o la excelencia real de un producto. En Chile el personaje del curadito suele beber abundante vino vendido en garrafas de a 5 litros del mismo que en otros mercados internacionales pasaría por producto de relativo prestigio, precisamente porque la producción masiva, el acceso a precios convenientes y el arraigo popular lo permiten así. Es precisamente eso lo que no ocurre con el pisco en el Perú, donde el consumo está muy por debajo de lo que sería un producto popular o de veras representativo, a pesar de la tradición que los peruanos le imputan y de la connotación folklórica que se le supone implícita.

La improvisada explicación que los defensores del pisco peruano han dado al limitado consumo de pisco al interior y exterior del Perú, contradiciendo el asunto del carácter popular y del arraigo histórico, es que se trataría de "un producto refinado" o "para gusto de calidad", que no puede ser consumido de manera vulgar y masiva, como ocurriría con el pisco chileno. Sin embargo esta afirmación no basta para explicar por qué, entonces, el Perú sigue tan decidido con desplazar a Chile del mercado del consumo de pisco en el mundo, donde la competencia entre productos que se venden como refinados o sofisticados es menor que entre los que busquen el éxito a través del consumo masivo.
Esto nos induce a adoptar la necesaria conclusión de que el pisco peruano no ha conseguido posicionarse como una bebida de amplia aceptación y popularidad, ni siquiera dentro de sus fronteras, siendo ése, paradójicamente, el carácter que ha tratado de otorgarle a su imagen como producto.

El verdadero problema del pisco peruano:
su propia producción, no Chile 

Otro grave problema del pisco peruano, que lo pone en seria desventaja frente al pisco chileno, es su incapacidad de alcanzar los volúmenes de producción que se registran en Chile, a causa de la cantidad limitada de cultivos de vides que existen dentro de su territorio, insuficientes para atender una demanda internacional importante. Puede que esta sea, en realidad, la razón más importante de todas para explicar la actitud que Perú mantiene en estos momentos y el uso de recursos completamente ajenos al derecho para poder atacar la producción chilena de pisco y a la conquista de mercados internacionales.

Esta escasez de fuentes productoras agrícolas ha querido ser resuelta, a partir de junio de 2005, estudiando en el Congreso del Perú la posibilidad de ampliar nuevamente (y más aún) su ya bastante voluminosa zona del pisco, incluyéndole ahora los territorios de Áncash (valles de Moro y Casma) y La Libertad (valles de Chao, Virú, Chicama y Alto Chicama-Cascas), medida tan poco seria y contradictoria con las propias exigencias que el Perú le destaca puntillosamente a su pisco, que ha sido rechazada por el Ministerio de la Producción del Perú y la Sociedad Nacional de Industrias de ese país. Con ello, además, se legitimaría buena parte de la producción pirateada con la que quede lidiar el pisco peruano dentro de sus fronteras, según veremos.

Vale advertir que el consumo de pisco en Chile está tan posicionado y arraigado, que ha permitido la entrada precisamente de pisco peruano al mercado mapochino, algo impensable en el caso del pisco chileno con relación a los consumidores peruanos. De hecho, en octubre de 2004, el representante de la Asociación de Exportadores peruanos, Alfredo Gordillo Uribe, reveló que Chile era el segundo comprador internacional de pisco peruano, con el 9,83% y un total de 31 mil 681 dólares, superado por Estados Unidos con el 73,14% y unos 235 mil dólares. Es por esto que algunos productores peruanos han intentado convencer al Gobierno de Lima de desistir de su absurda política antichilena y del tono confrontacional de su demanda.

Sobre esto último, un hecho inesperado vino a poner en evidencia la falta de mesura y de racionalidad con que la patriotería peruana ha abordado el tema de la cuestión pisquera.

Precisamente el mismo mes de 2004, poco antes de la declaración de la Asociación de Exportadores peruanos, se provocaba en Lima un tremendo escándalo por medios de prensa, políticos y columnistas de diarios locales, acusando a Chile de querer "usurparle" los nombres de las ciudades de Nazca y Cuzco, advirtiéndose que el país vecino pretendía inscribirlas internacionalmente para denominar así sus propios licores o vinos. Se exigió incluso una acusación en foros internacionales contra Chile por este "robo cultural". Un publicista llegó a escribir con arrogancia ignara, en una columna del diario "El Comercio":

"...el país (Chile) no construye identidad propia y transmite a sus niños y jóvenes el mensaje que Chile no tiene lugares de los cuales sentirse orgullosos, salvo la isla de Pascua, que queda a miles de kilómetros del continente".

"(...) Si Chile aceptase registrar las marcas "Cusco" y "Nasca", los peruanos perderíamos algo nuestro, es cierto, pero los chilenos perderían una oportunidad más de construir una nación y una cultura fuerte, y no solo una economía boyante".

Sin embargo, poco después de la bullada denuncia, se supo gracias a la Asociación de Exportadores peruanos, no sólo que Chile era el segundo comprador del pisco del Perú, sino que los nombres "Cuzco" y "Nazca" estaban siendo registrados por empresas chilenas para colocarlos a las marcas de pisco del Perú que son importadas hasta Chile, precisamente para resaltar su origen peruano y distinguirlas de la infinidad de marcas chilenas que ya se encuentran compitiendo en ese mercado.

Como era esperable, los reclamos y las bravatas peruanas disminuyeron drásticamente cuando el factor monetario entró en juego.

Extraido de:

CORPORACION DE DEFENSA DE LA SOBERANIA - Creada en 1960 como Comité Patria y Soberanía y fundada formalmente en noviembre de 1965. Constituida como Corporación en Escritura Pública del 7 de Junio de 1995. Personalidad Jurídica reconocida en Santiago el 2 de Abril de 1996, publicada en el Diario Oficial del 17 de Mayo de 1996. El material publicado en esta página no está siendo empleado con fines de lucro, por lo que autoriza su reproducción con objetivos informativos o educacionales. www.soberaniachile.cl - Santiago de Chile


Lo que todos deberíamos saber. Por favor difunda esta información. Solo un comentario, esta es la razón por la cual no nos llamamos piscoperuano.com sino elpiscoesdelperu.com 

Por Decreto con Fuerza de Ley Nº 181 de 16 de mayo de 1931, se crea la denominación de origen pisco, estableciendo como zona de producción las provincias de Atacama y Coquimbo. Meses más tarde se constituye en La Serena la Sociedad Cooperativa y Control Pisquero Elqui Ltda (posteriormente conocida como Pisco Control), una sociedad pionera en el rubro.

En 1936, mediante la Ley Nº 5.798, el pueblo La Unión cambia de nombre a Pisco Elqui. Dos años antes se había creado la Sociedad de Productores y Vitivinícola de Elqui, una organización que agruparía a los productores de pisco de la zona del Valle del Elqui. En 1939 ésta se transformó en la Cooperativa Agrícola Pisquera Elqui Limitada (CAPEL).

El artículo 49 del Decreto Nº3.355 del Ministerio de Hacienda, de 13 de octubre de 1943, establece que "El nombre de pisco queda reservado a los aguardientes que provengan de la destilación de los vinos de uvas producidas dentro de la zona pisquera y obtenidos por medio de alambiques que, a juicio de la Dirección General de Impuestos Internos, garanticen la calidad del producto".

Elaboración del pisco chileno

El pisco chileno es un aguardiente elaborado por destilación de vino genuino potable. Su producción consta de cuatro grandes fases: el cultivo y cosecha de las uvas pisqueras; la vinificación para fines pisqueros; la destilación del vino para la obtención del pisco; y el envasado en unidades de consumo. Tales actividades sólo pueden realizarse en la zona pisquera.

El alcohol de vino para la elaboración de pisco sólo puede provenir de las siguientes variedades de uva de la especie Vitis vinífera L., plantadas en la zona pisquera y que se denominan en conjunto uvas pisqueras:

· Moscatel de Alejandría; 
· Moscatel rosada; 
· Torontel; 
· Moscatel de Austria; 
· Pedro Jiménez; 
· Moscatel blanca temprana; 
· Chaselas Musque Vrai; 
· Moscatel amarilla; 
· Moscato de Canelli; 
· Moscatel de Frontignan; 
· Moscatel de Hamburgo; 
· Moscatel Negra, y 
· Muscat Orange. 

Las cinco primeras variedades se consideran como principales y las ocho restantes como accesorias.

La vinificación para fines pisqueros se hace en blanco con temperaturas controladas, descartándose el uso de equipos de molienda y descobajado de racimos, de altas velocidades de giro, que provoquen rompimientos excesivos de elementos indeseados en los mostos, tales como: pepas, escobajos, etc. Igualmente se prohíbe el uso de prensas de orujos frescos de tipo continuo que trabajen con altas presiones.

El proceso de destilación del vino para la producción de alcohol para pisco, debe hacerse en alambiques de ciclo discontinuo. La destilación de los vinos de cada temporada, comienza inmediatamente después que éstos están en condiciones para tal propósito, y no puede superar la fecha del 31 de enero del año siguiente. Los alcoholes, tras ser destilados para la elaboración de pisco, deben tener un reposo mínimo de 60 días.

A diferencia del pisco peruano, en el pisco chileno los productores pueden agregar agua desmineralizada para ajustar la graduación alcohólica resultante, que alcanza regularmente los 60° y llegar hasta 73°, a la deseada. Ello ha generado una rápida popularización de las variedades con baja graduación por su bajo costo, generalmente de 30°, 33° o 40° grados de alcohol, sin embargo los piscos chilenos de mejor calidad se encuentran sobre los 40º.

En variedades de alta graduación, Chile ha producido piscos perfumados con guarda en vasijas de madera que agrega un toque muy agradable a la bebida.

Variedades del pisco chileno

El pisco chileno se clasifica de acuerdo su graduación alcohólica mínima, que se indica a continuación (con todo, se tolera una diferencia de hasta medio grado inferior a los mínimos señalados):

· Pisco corriente o tradicional: 30°. 
· Pisco especial: 35°. 
· Pisco reservado: 40°. 
· Gran pisco: 43°. 

Sin perjuicio de la clasificación anterior, existen piscos denominados de guarda, que son aquellos cuyos alcoholes son objeto de guarda con madera noble y por un tiempo mínimo de 180 días; y piscos envejecidos, cuyos alcoholes son objeto de envejecimiento en madera noble y por un tiempo mínimo de 360 días.

Características del pisco chileno

El Reglamento de la Denominación de Origen Pisco, que regula el uso de la denominación de origen pisco y las condiciones, características y modalidades que se deben cumplir respecto de la materia prima a utilizar, elaboración y envasado de este producto, establece los siguientes requisitos:

Materia prima: no se permite la elaboración de pisco con uvas de grado de alcohol potencial inferior a 10.50º G.A.P. 

Destilación: el producto destilado, resultante del proceso de destilación del vino para la producción de alcohol para pisco, no puede tener una graduación alcohólica superior a 73° Gay-Lussac. 

Contenido: los piscos deben tener un contenido en ácidos volátiles no superior a 1,5 gramos por litros y un mínimo de impurezas de 3 gramos por litro a 100° Gay-Lussac a 20°C de temperatura y su contenido en azúcares no podrá exceder en 5 gramos por litro. 

En Chile se estima que el pisco es un alcohol fuerte y que, por lo general, debe tomarse mezclado de otra bebida, habitualmente con una bebida cola (Coca-Cola y Pepsi), cóctel a la cual se le da el nombre de Piscola, muy consumido en el país. También se le bebe en menor medida con otras bebidas tales como ginger-ale, limalimón, y en ocasiones jugo de naranja y otros jugos de frutas.

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